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CCBM / WBCC Master Seminary está bajo la autoridad de la Biblia, que declara la verdad atemporal que es relevante y seguirá siéndolo hasta hoy y a lo largo de cada generación.
Creemos que comprender y compartir la Palabra de Dios, brindamos conocimiento y apoyo en tu caminar con Cristo, y que Juntos podemos impactar y enriquecer el mundo viviendo activamente la Palabra de Dios.
CCBM / WBCC Master Seminary, en firme declaración prepara a profesionales en diversos programas de educación y de nivel de posgrado, incluyendo a líderes de servicio para la proclamación de la Palabra de Dios, Su Palabra y la edificación del cuerpo de Cristo en todo el mundo.
CCBM / WBCC Master Seminary, existe para equipar a las personas con la verdad de la Palabra de Dios para los seguidores de Cristo que están haciendo discípulos en todo el mundo.
En CCBM / WBCC Master Seminary, alabamos a Dios quien nos ha levantado bien preparados en la educación teológica, siendo fundamental para esta institución educativa, equipar a los estudiantes con la verdad de la Palabra de Dios La Biblia y como llevarla a la practica en el servicio a las múltiples necesidades de nuestros estudiantes, a la comunidad en general y a diversos ministerios, así como a las Iglesias; siempre con la dirección de Dios en CCBM / WBCC Master Seminary, seguiremos confiando que podemos cambiar vidas.
CCBM / WBCC Master Seminary tiene como propósito enriquecer el conocimiento y capacitación a pastores de las iglesias locales, formación y desarrollo de líderes, preparar a los estudiantes y equipar a aquellos que requieren mayor conocimiento Bíblico, así como infundir valores y disciplinas para lograr una mejor convivencia dentro de nuestra sociedad.
Como institución teológica de enseñanza superior, CCBM / WBCC Master Seminary, busca proporcionar capacitación para personas que dejaron inconclusos sus estudios por diversas situaciones, auxiliándolos con la creación de diferentes programas específicos para que concluyan su educación básica que es primaria, secundaria, preparatoria, y lograr una carrera universitaria de las cuales, ofrecemos CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y CIENCIAS TEOLÓGICAS, así como Diplomados y Certificaciones para ministerios cristianos específicos.
a. CCBM / WBCC MASTER SEMINARY, busca mantener un equilibrio adecuado entre la formación que proporciona a los ministerios vocacionales eficaces y los rigores académicos necesarios para graduar a aquellos que investigarán, escribirán y enseñarán en los más altos niveles de educación teológica.
b. Como institución educativa profesional y de posgrado, el seminario se compromete a proporcionar los servicios de apoyo, departamentos, recursos e instalaciones adecuados para cumplir la misión para la cual fue creada.
c. CCBM / WBCC Master Seminary está comprometido con la preparación de los alumnos que a su vez están profundamente comprometidos con Jesucristo y están marcados por el conocimiento bíblico, teológico y la espiritualidad madura junto con las habilidades necesarias para sus futuros ministerios.
CCBM / WBCC Master Seminary se compromete a ayudar a los líderes a desarrollar una filosofía bíblica de liderazgo de corazón de siervo tal como lo define Jesucristo y según lo modelado por Él y las otras personas piadosas representadas en las Escrituras.
Ese liderazgo resulta de la obra de la Gracia de Dios a través de la experiencia, la capacitación, el don espiritual, los talentos naturales y la habilitación del Espíritu de Dios.
a. CCBM / WBCC Master Seminary está inequívocamente comprometido con la Biblia como la revelación escrita inerte, infalible y autorizada de Dios.
b. Los miembros de las juntas y profesores de la escuela se suscriben a la declaración doctrinal del seminario que es única, completa y detallada, ayudando así a salvaguardar la postura teológica inquebrantable de la escuela desde su fundación.
c. La integración de los gentiles en la iglesia primitiva y la
des-judaización de la iglesia.
d. El objetivo de toda instrucción bíblica y teológica es glorificar a Dios a través de una vida transformada que se manifiesta por un amor incondicional por Dios y un amor de corazón siervo por los demás.
En Las Escrituras
Creemos que "toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3.16). Entendemos que esto quiere decir que toda la Biblia es inspirada porque los santos hombres de Dios fueron "inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1.21) para escribir cada Palabra de las Sagradas Escrituras. Creemos que esta inspiración divina se extiende igual y completamente a todas las partes de la Biblia tal como aparece en los manuscritos originales. Creemos que toda la Biblia es por tanto sin error. Creemos que todas las Sagradas Escrituras se centran alrededor del Señor Jesucristo en su persona y obra, en su primera y segunda venidas y, como consecuencia ninguna porción, aun del Antiguo Testamento, se lee y entiende correctamente solo hasta que conduce a Él. Creemos también que toda Biblia fue designada para nuestra instrucción práctica (Lucas 24.27, 44; Juan 5.39; Romanos 15.4; 1 Corintios 10.11; 2 Timoteo 3.16).
Las Santas Escrituras
Enseñamos que la Biblia es la revelación escrita de Dios al hombre, y de esta manera los sesenta y seis libros de la Biblia que nos han sido dados por el Espíritu Santo constituyen la Palabra de Dios plenaria (inspirada en todas sus partes por igual) (1 Corintios 2:7-14; 2 Pedro 1:20-21).
Enseñamos que la Palabra de Dios es una revelación objetiva, proposicional (1 Tesalonicenses 2:13; 1 Corintios 2:13), verbalmente inspirada en cada palabra (2 Timoteo 3:16), absolutamente inerrante en los documentos originales, infalible, y exhalada por Dios. Enseñamos la interpretación literal, gramatical-histórica de la Escritura la cual afirma la creencia de que los capítulos de apertura de Génesis presentan la creación en seis días literales (Génesis 1:31; Éxodo 31:17).
Enseñamos que la Biblia constituye el único estándar infalible de fe y práctica (Mateo 5:18; 24:35; Juan 10:35; 16:12-13; 17:17; 1 Corintios 2:13; 2 Timoteo 3:15-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21).
Enseñamos que Dios habló en Su Palabra escrita mediante un proceso dual de autores. El Espíritu Santo guio de tal manera a los autores humanos que, a través de sus personalidades individuales y diferentes estilos de escritura, compusieron y escribieron la Palabra de Dios para el hombre (2 Pedro 1:20-21) sin error en el todo o en la parte (Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:16).
Enseñamos que, mientras que puede haber varias aplicaciones de algún pasaje en particular de la Escritura, no hay más que una interpretación verdadera. El significado de la Escritura debe ser encontrado al aplicar de manera diligente el método de interpretación literal gramatical-histórico bajo la iluminación del Espíritu Santo (Juan 7:17; 16:12-15; 1 Corintios 2:7-15; 1 Juan 2:20). La responsabilidad de los creyentes consiste en estudiar para llegar a la verdadera intención y significado de la Escritura, reconociendo que la aplicación apropiada es obligatoria para todas las generaciones. Sin embargo, la verdad de la Escritura está en una posición en la que juzga a los hombres; quienes nunca están en una posición de juzgarla.
DIOS
Enseñamos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5-7; 1 Corintios 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Juan 4:24), perfecto en todos Sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas—Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14)—mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.
DIOS Padre
Creemos en el Dios verdadero y viviente, el Creador, Redentor, Sustentador y Gobernador de todas las cosas. Él es infinito, eterno, inmutable y se ha revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios, como Padre, reina sobre todo su universo con cuidado providencial. El es todopoderoso, todo amante, todo conocedor y todo sabio (Gn 1.1; 1 Cr 29.10; Jer 10.10; Mt 6.9; Hch 1.7; Ro 8.14-15; 1 Co 8.6; 1 Co 15. 24; Ef 4.6).
Enseñamos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo con Su propósito y gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6). El es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9). Como el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, El es soberano en la creación, providencia, y redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36). Su paternidad involucra tanto Su designación dentro de la Trinidad como Su relación con la humanidad. Como el Creador El es Padre de todos los hombres (Efesios 4:6), pero El únicamente es el Padre espiritual de los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18). El ha decretado para Su propia gloria todas las cosas que suceden (Efesios 1:11). El continuamente sostiene, dirige, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11). En Su soberanía El no es ni el autor de ni El que aprueba el pecado (Habacuc 1:13; Juan 8:38-47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17). En Su gracia El ha escogido desde la eternidad pasada a aquellos a quienes El ha determinado que sean suyos (Efesios 1:4-6); El salva del pecado a todos los que vienen a El por medio de Jesucristo; El adopta como suyos a todos aquellos que vienen a El; y El se convierte, al adoptarlos, en Padre de los Suyos (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).
DIOS Hijo
Creemos que el Señor Jesucristo se hizo hombre y posee dos deidades Dios y Hombre, habiendo sido concebido por el Espíritu Santo y nacido de una virgen, a fin de poder revelar a Dios y redimir al hombre pecador al entregarse a sí mismo como un sacrificio sin pecado y expiatorio en la cruz, satisfaciendo así el justo juicio de Dios contra el pecado (Lc 1.34-35; Jn 1.1, 2, 14, 18; Ro 3.24-26; Ro 8.3).
Enseñamos que Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, posee todos los atributos divinos, y en estos El es igual a Dios, consustancial, y coeterno con el Padre (Juan 10:30; 14:9).
Enseñamos que Dios el Padre creó de acuerdo con Su propia voluntad, a través de Su Hijo, Jesucristo, por medio de Quien todas las cosas continúan existiendo y operando (Juan 1:3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2).
Enseñamos que en la encarnación (Dios hecho hombre) Cristo rindió o hizo a un lado únicamente las prerrogativas de deidad, pero nada de la esencia divina, ni en grado ni en tipo. En Su encarnación, la segunda Persona de la Trinidad, existiendo eternamente, aceptó todas las características esenciales del ser humano y de esta manera se volvió el Dios-Hombre (Filipenses 2:5-8; Colosenses 2:9).
Enseñamos que Jesucristo representa a la humanidad y deidad en una unidad indivisible (Miqueas 5:2; Juan 5:23; 14:9-10; Colosenses 2:9).
Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo nació de una Mujer virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23, 25; Lucas 1:26-35); que El era Dios encarnado (Juan 1:1, 14); y que el propósito de la encarnación fue revelar a Dios, redimir a los hombres, y gobernar sobre el reino de Dios (Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25-26; 1 Pedro 1:18-19).
Enseñamos que, en la encarnación, la segunda persona de la Trinidad hizo a un lado Su derecho a todas las prerrogativas de coexistencia con Dios y se atribuyó una existencia apropiada a un siervo mientras que nunca se despojó de Sus atributos divinos (Filipenses 2:5-8).
Enseñamos que nuestro Seños Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio del derramamiento de Su sangre y de Su muerte sacrificial en la cruz y que Su muerte fue voluntaria, vicaria, sustitucionaria, propiciatoria, y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24-25; 5:8; 1 Pedro 2:24).
Enseñamos que debido a que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue eficaz, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga, el poder, y un día de la presencia misma del pecado; y que él es declarado justo, se le otorga vida eterna, y es adoptado en la familia de Dios (Romanos 3:25; 5:8-9; 2 Corintios 5:14-15; 1 Pedro 2:24; 3:18).
Enseñamos que nuestra justificación es asegurada por Su resurrección literal, física de los muertos y que El ahora, después de haber ascendido, está a la diestra del Padre, en donde ahora El es nuestro mediador como Abogado y Sumo Sacerdote (Mateo 28:6; Lucas 24:38-39; Hechos 2:30-31; Romanos 4:25; 8:34; Hebreos 7:25; 9:24 1 Juan 2:1).
Enseñamos que, en la resurrección de Jesucristo de la tumba, Dios confirmó la deidad de Su Hijo y demostró que Dios ha aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús también es la garantía de una vida de resurrección futura para todos los creyentes (Juan 5:26-29; 14:19; Romanos 1:4; 4:25; 6:5-10; 1 Corintios 15:20-23).
Enseñamos que Jesucristo regresará para recibir a la iglesia, la cual es Su cuerpo, en el rapto, y al regresar con Su iglesia en gloria, establecerá Su reino milenial en la tierra (Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20).
Enseñamos que el Señor Jesucristo es Aquel a través de Quien Dios juzgará a toda la humanidad (Juan 5:22-23):
a. Creyentes (1 Corintios 3:10-15; 2 Corintios 5:10).
b. Habitantes de la tierra que estén vivos cuando El regrese en gloria (Mateo 25:31-46).
c. Muertos incrédulos en el Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15).
Como el Mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5), la Cabeza de Su Cuerpo que es la iglesia (Efesios 1:22; 5:23; Colosenses 1:18), y el Rey universal venidero, Quien reinará en el trono de David (Isaías 9:6; Lucas 1:31-33), El es el Juez que tiene la última palabra de todos aquellos que no confían en El cómo Señor y Salvador (Mateo 25:14-46; Hechos 17:30-31).
DIOS Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo es la Persona divina que convence al mundo de pecado. Solo Él trae nueva vida a aquellos que están espiritualmente muertos; mora en ellos permanentemente, los sella para el día final de la redención, les confiere dones espirituales y llena (dirige) a aquellos que se entregan a Él (Jn 3.3-8; 14.16-17; 16.7-11; 1 Co 12.7-11, 13; Ef 4.30; 5.18).
Enseñamos que el Espíritu Santo es una Persona divina, eterna, no derivada, que posee todos los atributos de personalidad y deidad incluyendo intelecto (1 Corintios 2:10-13), emociones (Efesios 4:30), voluntad (1 Corintios 12:11, eternalidad (Hebreos 9:14), omnipresencia (Salmo 139:7-10), omnisciencia (Isaías 40:13-14), omnipotencia (Romanos 15:13), y veracidad (Juan 16:13). En todos los atributos divinos y en sustancia El es igual al Padre y al Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 28:25-26; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; y Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17).
Enseñamos que el Espíritu Santo ejecuta la voluntad divina en relación con toda la humanidad. Reconocemos Su actividad soberana en la creación (Génesis 1:2), la encarnación (Mateo 1:18), la revelación escrita (2 Pedro 1:20-21), y la obra de salvación (Juan 3:5-7).
Enseñamos que la obra del Espíritu Santo en esta época comenzó en Pentecostés cuando El descendió del Padre como fue prometido por Cristo (Juan 14:16-17; 15:26) para iniciar y completar la edificación del Cuerpo de Cristo, el cual es Su iglesia (1 Corintios 12:13). El amplio espectro de Su actividad divina incluye convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; glorificando al Señor Jesucristo y transformando a los creyentes a la imagen de Cristo (Juan 16:7-9; Hechos 1:5; 2:4; Romanos 8:9; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).
Enseñamos que el Espíritu Santo es el Maestro divino, Quien guio a los apóstoles y profetas en toda la verdad conforme ellos se entregaban a escribir la revelación de Dios, la Biblia. Todo creyente posee la presencia del Espíritu Santo Quien mora en él, desde el momento de la salvación, y el deber de todos aquellos que han nacido del Espíritu, consiste en ser llenos del (controlados por) el Espíritu (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20,27).
Enseñamos que el Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia. El Espíritu Santo no se glorifica a Sí Mismo ni a Sus dones por medio de muestras ostentosas, sino que glorifica a Cristo al implementar Su obra de redención de los perdidos y edificación de los creyentes en la santísima fe (Juan 16:13-14; Hechos 1:8; 1 Corintios 12:4-11; 2 Corintios 3:18).
Enseñamos, con respecto a esto, que Dios el Espíritu Santo es soberano en otorgar todos Sus dones para el perfeccionamiento de los santos en el día de hoy y que hablar en lenguas y la operación de los milagros de señales en los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de apuntar hacia y certificar a los apóstoles como reveladores de verdad divina, y su propósito nunca fue el de ser característicos de las vidas de creyentes (1 Corintios 12:4-11; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).
La Creación
Creemos que el hombre fue creado directamente por Dios y hecho a su imagen. Creemos que Dios creó los cielos y la tierra, incluyendo toda clase de vida, por un acto directo (Gn 1.1; Jn 1.3; Col 1.16-17).
El Hombre
Aunque el hombre fue creado a la imagen de Dios, cayó en pecado y está perdido. Esto es cierto de todos los hombres y a menos que el hombre nazca de nuevo por el Espíritu Santo, no puede ver el reino de Dios (Génesis 1.26-27; Juan 3.3; Romanos 3.10, 23).
Enseñamos que el hombre fue directa e inmediatamente creado por Dios a Su imagen y semejanza. El hombre fue creado libre de pecado con una naturaleza racional, con inteligencia, voluntad, determinación personal, y responsabilidad moral para con Dios (Génesis 2:7, 15-25; Santiago 3:9).
Enseñamos que la intención de Dios en la creación del hombre fue que el hombre glorificara a Dios, disfrutara de la comunión con Dios, viviera su vida en la voluntad de dios, y de esta manera cumpliera el propósito de Dios para el hombre en el mundo (Isaías 43:7; Colosenses 1:16; Apocalipsis 4:11).
Enseñamos que en el pecado de desobediencia de Adán a la voluntad revelada de Dios y a la palabra de Dios, el hombre perdió su inocencia, incurrió en la pena de muerte espiritual y física; se volvió sujeto a la ira de Dios; y se volvió inherentemente corrupto y totalmente incapaz de escoger o hacer aquello que es aceptable a Dios fuera de la gracia divina. Sin poder alguno para tener la capacidad en sí mismo de restauración, el hombre está perdido sin esperanza alguna. Por lo tanto, la salvación es en su totalidad la obra de la gracia de Dios por medio de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo (Génesis 2:16-17; 3:1-19; Juan 3:36; Romanos 3:23; 6:23; 1 Corintios 2:14; Efesios 2:1-3; 1 Timoteo 2:13-14; 1 Juan 1:8).
Enseñamos que debido a que todos los hombres de todas las épocas de la historia estaban en Adán, se les ha transmitido una naturaleza corrompida por el pecado de Adán, siendo Jesucristo la única excepción. Por lo tanto, todos los hombres son pecadores por naturaleza, por decisión personal, y por declaración divina (Salmo 14:1-3; Jeremías 17:9; Romanos 3:9-18, 23; 5:10-12).
Propiciación por El Pecado
Creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados como un sacrificio expiatorio y que todos los que creen en Él son redimidos por su sangre derramada en la cruz. Creemos en la resurrección del cuerpo crucificado de nuestro Señor Jesucristo y en su ascensión al cielo; que Él es nuestro Sumo Sacerdote y Abogado (Juan 1.1-3, 14; 3.1-7; Hebreos 10.4-14; 1 Juan 2.2).
La Salvación
Creemos que la salvación es un don de la gracia de Dios. No puede ser comprada ni hecha más segura por obras meritorias, sino que es otorgada gratuitamente a todos los que ponen su fe en la obra consumada por Jesucristo en el Calvario. Todos los que así confían en el Salvador son perdonados de sus pecados y nacidos en la familia de Dios por la obra regeneradora del Espíritu Santo (Juan 1.12; Hechos 16.30-33; Romanos 10.9-10; Efesios 1.7; 2.8-9).
Crememos que Jesús es el camino, la verdad, y la vida —el único camino para la vida eterna (Juan 14.6).
Seguridad En Salvación
Enseñamos que todos los redimidos, una vez que han sido salvos, son guardados por el poder de Dios y de esta manera están seguros en Cristo para siempre (Juan 5:24; 6:37-40; 10:27-30; Romanos 5:9-10; 8:1, 31-39; 1 Corintios 1:4-8; Efesios 4:30; Hebreos 7:25; 13:5; 1 Pedro 1:5; Judas 24).
Enseñamos que el privilegio de los creyentes es regocijarse en la certidumbre de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios, el cual, no obstante, claramente nos prohíbe el uso de la libertad Cristiana como una ocasión para vivir en pecado y carnalidad (Romanos 6:15-22; Gálatas 5:13, 25-26; Tito 2:11-14).
Justificación
Enseñamos que la justificación delante de Dios es un acto de Dios (Romanos 8:33) por medio del cual El declara justos a aquellos a quienes, a través de la fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados (Lucas 13:3; Hechos 2:38; 3:19; 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:10; Isaías 55:6-7) y lo confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9-10; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 4:5; Filipenses 2:11). Esta justicia es independiente de cualquier virtud o obra del hombre (Romanos 3:20; 4:6) e involucra la imputación de nuestros pecados a Cristo (Colosenses 2:14; 1 Pedro 2:24) y la imputación de la justicia de Cristo a nosotros (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21). Por medio de esto Dios puede ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26).
Santificación
Enseñamos que a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento claramente se llama a la separación del pecado, y que las Escrituras claramente indican que en los últimos días la apostasía y la mundanalidad se incrementarán (2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Timoteo 4:1-5).
Enseñamos que a partir de una profunda gratitud por la gracia inmerecida de Dios que se nos ha sido otorgada y debido a que nuestro Dios glorioso es tan digno de nuestra consagración total, todos los salvos deben de vivir de tal manera que demostremos nuestro amor reverente a Dios y de esta manera no traer deshonra a nuestro Señor y Salvador. También enseñamos que Dios nos manda a que nos separemos de toda apostasía religiosa y prácticas mundanas y pecaminosas (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 5:9-13; 2 Corintios 6:14-7:1; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11).
Enseñamos que todo creyente es santificado (apartado) para Dios por la justificación y por lo tanto declarado santo y por lo tanto identificado como un santo. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva. Esta santificación tiene que ver con la posición del creyente, no con su vida práctica actual o condición (Hechos 20:32; 1 Corintios 1:2, 30; 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 2:11; 3:1; 10:10, 14; 13:12; 1 Pedro 1:2).
Enseñamos que por la obra del Espíritu Santo también hay una santificación progresiva mediante la cual el estado del creyente es traído a un punto más cercano a la posición que disfruta por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y la capacidad dada por el Espíritu Santo, el creyente es capaz de vivir una vida de mayor santidad en conformidad a la voluntad de Dios, volviéndose más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17, 19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 5:23).
Con respecto a esto, enseñamos que toda persona salva está involucrada en un conflicto diario—la nueva naturaleza en Cristo batallando en contra de la carne—pero hay provisión adecuada para la victoria por medio del poder del Espíritu Santo Quien mora en el creyente. No obstante, la batalla permanece en el creyente a lo largo de esta vida terrenal y nunca es terminada en su totalidad. Toda afirmación de que un creyente puede erradicar el pecado en su vida en esta vida no es Bíblica. La erradicación del pecado no es posible, pero el Espíritu Santo provee lo necesario para la victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).
La Iglesia
Enseñamos que todos los que confían en Jesucristo son inmediatamente colocados por el Espíritu Santo en un Cuerpo espiritual unido, la iglesia (1 Corintios 12:12-13), la novia de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:23-32; Apocalipsis 19:7-8), de la cual Cristo es la cabeza (Efesios 1:22; 4:15; Colosenses 1:18).
Enseñamos que la formación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, comenzó en el Día de Pentecostés (Hechos 2:1-21, 38-47) y será completada cuando Cristo venga por los Suyos en el rapto (1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:13-18).
Enseñamos que la iglesia es un organismo espiritual único diseñado por Cristo, constituido por todos los creyentes que han nacido de nuevo en la época actual (Efesios 2:11-3:6). La iglesia es distinta a Israel (1 Corintios 10:32), un misterio no revelado sino hasta esta época (Efesios 3:1-6; 5:32).
Enseñamos que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo (1 Corintios 11:3; Efesios 1:22; Colosenses 1:18) y que el liderazgo, dones, orden, disciplina, y adoración son determinados por medio de Su soberanía como se encuentra en las Escrituras. Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos (también llamados obispos, pastores, y pastores-maestros; Hechos 20:28; Efesios 4:11) y diáconos. Tanto ancianos como diáconos deben de cumplir con los requisitos bíblicos (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-5).
Enseñamos que estos líderes guían o gobiernan como siervos de Cristo (1 Timoteo 5:17-22) y tienen Su autoridad al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a su liderazgo (Hebreos 13:7, 17).
Enseñamos la importancia del discipulado (Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2), responsabilidad mutua de todos los creyentes los unos a los otros (Mateo 18:5-14), como también la necesidad de disciplina de miembros de la congregación que están en pecado de acuerdo con los estándares de la Escritura (Mateo 18:15-22; Hechos 5:-11; 1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6-15; 1 Timoteo 1:19-20; Tito 1:10-16).
Enseñamos la autonomía de la iglesia local la cual es libre de cualquier autoridad externa o control, con el derecho de gobernarse a sí misma y con libertad de interferencias de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5).
Enseñamos que es escritural que las iglesias verdaderas cooperen entre ellas para la presentación y propagación de la fe. No obstante, cada iglesia local, a través de sus ancianos y su interpretación y aplicación de la Escritura, debe ser el único juez de la medida y método de su cooperación. Los ancianos deben determinar todos los demás asuntos de membresía, políticas, disciplina, benevolencia, como también gobierno (Hechos 15:19-31; 20-28; 1 Corintios 5:4-7; 13:1; 1 Pedro 5:1-4).
Enseñamos que el propósito de la iglesia es glorificar a Dios (Efesios 3:21) al edificarse a sí misma en la fe (Efesios 4:13-16), al ser instruida en la Palabra (2 Timoteo 2:2, 15; 3:16-17), al tener comunión (hechos 2:47; 1 Juan 1:3), al guardar las ordenanzas (Lucas 22:19; Hechos 2:38-42) y al extender y comunicar el evangelio al mundo entero (Mateo 28:19; Hechos 1:8; 2:42).
Enseñamos el llamado de todos los santos a la obra del servicio (1 Corintios 15:58; Efesios 4:12; Apocalipsis 22:12).
Enseñamos la necesidad de que la iglesia coopere con Dios conforme El lleva a cabo Sus propósitos en el mundo. Para ese fin, El da a la iglesia dones espirituales. En primer lugar, El da hombres escogidos con el propósito de equipar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:7-12), y El también da capacidades únicas y especiales a cada miembro del Cuerpo de Cristo (Romanos 12:5-8; 1 Corintios 12:4-31; 1 Pedro 4:10-11).
Enseñamos que a la iglesia local se le han dado dos ordenanzas: bautismo y la Cena del Señor (Hechos 2:38-42). El bautismo Cristiano por inmersión (Hechos 8:36-39) es el testimonio solemne y hermoso de un creyente mostrando su fe en el Salvador crucificado, sepultado, y resucitado, y su unión con El en su muerte al pecado y resurrección a una nueva vida (Romanos 6:1-11). También es una señal de comunión e identificación con el cuerpo visible de Cristo (Hechos 2:41-42).
Enseñamos que la Cena del Señor es la conmemoración y proclamación de Su muerte hasta que El venga, y siempre debe ser precedida por una solemne evaluación personal (1 Corintios 11:28-32). También enseñamos que mientras que los elementos de la Comunión únicamente representan la carne y la sangre de Cristo, la Cena del Señor es de hecho una comunión con el Cristo resucitado Quien está presente de una manera única, teniendo comunión con Su pueblo (1 Corintios 10:16).
El Andar del Cristiano
Creemos que todos somos llamados a andar conforme al Espíritu y no a la carne, y a vivir de tal manera en el poder del Espíritu que mora en nosotros, que no satisfagamos la concupiscencia de la carne. Pero la carne jamás es erradicada en esta vida y el individuo decide mantener a la carne en sujeción a Jesucristo por medio del poder del Espíritu Santo o ella manifestará su presencia en nuestra vida para deshonra de nuestro Señor. (Romanos 6:11-13; 8:2, 4, 12-13; Gálatas 5:16-23; Efesios 4:22-24; Colosenses 2:1-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 1:4-7; 3:5-9).
Regeneración
Enseñamos que la regeneración es una obra del Espíritu Santo mediante la cual la naturaleza y la vida divinas son dadas (Juan 3:3-7; Tito 3:5). Es instantánea y es llevada a cabo únicamente por el poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios (Juan 5:24), cuando el pecador en arrepentimiento, al ser capacitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión divina de la salvación.
La regeneración genuina es manifestada en frutos dignos de arrepentimiento que se demuestran en actitudes y conducta justas. Las buenas obras serán su evidencia apropiada y fruto (1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10), y serán experimentadas hasta el punto en el que el creyente se somete al control del Espíritu Santo en su vida a través de la obediencia fiel a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21); Filipenses 2:12b; Colosenses 3:16; 2 Pedro 1:4-10). Esta obediencia hace que el creyente sea conformado más y más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 3:18). Tal conformidad llega a su clímax en la glorificación del creyente en la venida de Cristo (Romanos 8:17; 2 Pedro 1:4; 1 Juan 3:2-3).
La Gran Comisión
Hasta el regreso de Cristo, el privilegio y deber del creyente es buscar el cumplimiento de la Gran Comisión de Cristo y ministrar en su nombre a un mundo necesitado. Debemos ser instrumentos de Jesucristo a medida que el Espíritu Santo ministra redención y reconciliación en el mundo (Mateo 25.31-46; 28.18-20).
El Camino de La Fe
Ministerios En Contacto es una organización religiosa con empleados que desean modelar ideales cristianos. Creemos que la aceptación de Jesucristo es una experiencia de crecimiento espiritual y que cambia la vida totalmente. Como tal, se espera que cada uno de nuestros empleados, independientemente de su posición en el ministerio, crean, aboguen y defiendan las Sagradas Escrituras y principios bíblicos en todo momento, incluyendo en las horas no laborables (2 Timoteo 4.2). La asistencia regular de la iglesia, la participación en nuestra misión, y modelos de conducta positiva como la de Cristo es importante y necesaria como representantes de Cristo en todo momento (Filipenses 4.8).
Ángeles Santos
Enseñamos que los ángeles son seres creados y por lo tanto no deben ser adorados. Aunque son un orden más alto de creación que el hombre, han sido creados para servir a Dios y para adorarlo (Lucas 2:9-14; Hebreos 1:6-7, 14; 2:6-7; Apocalipsis 5:11-14; 19:10; 22:9).
Ángeles Caídos
Enseñamos que Satanás es un ángel creado y el autor del pecado. Él incurrió en el juicio de Dios al rebelarse en contra de su Creador (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19), al llevar a varios ángeles con él en su caída (mateo 25:41; Apocalipsis 12:1-14) y al introducir el pecado a la raza humana por su tentación de Eva (Génesis 3:1-15).
Enseñamos que Satanás es el enemigo abierto y declarado de Dios y el hombre (Isaías 14:13-14; Mateo 4:1-11; Apocalipsis 12:9-10), el príncipe de este mundo, quien ha sido derrotado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo (Romanos 16:20); y que será eternamente castigado en el lago de fuego (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).
Las Ultimas Cosas (Escatología)
Enseñamos que la muerte física no involucra la pérdida de nuestra consciencia inmaterial (Apocalipsis 6:9-11), que el alma de los redimidos pasa inmediatamente a la presencia de Cristo (Lucas 23:43; Filipenses 1:23; 2 Corintios 5:8), que hay una separación entre el alma y el cuerpo (Filipenses 1:21-24), y que, para los redimidos, tal separación continuará hasta el rapto (1 Tesalonicenses 4:13-17), el cual inicia la primera resurrección (Apocalipsis 20:4-6), cuando nuestra alma y cuerpo se volverán a unir y serán glorificados para siempre con nuestro Señor (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:35-44, 50-54). Hasta ese momento, las almas de los redimidos en Cristo permanecerán en comunión gozosa con nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 5:8).
Enseñamos la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a vida eterna (Juan 6:39; Romanos 8:10-11, 19-23; 2 Corintios 4:14), y los inconversos a juicio y castigo eterno (Daniel 12:2; Juan 5:29; Apocalipsis 20:13-15).
Enseñamos que las almas de los que no son salvos en la muerte son guardadas bajo castigo hasta la segunda resurrección (Lucas 16:19-26; Apocalipsis 20:13-15), cuando el alma y el cuerpo de resurrección serán unidos (Juan 5:28-29). Entonces ellos aparecerán en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) y serán arrojados al infierno, el lago de fuego (Mateo 25:41-46), separados de la vida de Dios para siempre (Daniel 12:2; Mateo 25:41-46; 2 Tesalonicenses 1:7-9).
El Rapto de La Iglesia
Enseñamos el regreso personal, corporal de nuestro Señor Jesucristo antes de la tribulación de siete años (1 Tesalonicenses 4:16; Tito 2:13) para sacar a Su iglesia de esta tierra (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:15-5:11) y, entre este acontecimiento y Su regreso glorioso con Sus santos, para recompensar a los creyentes de acuerdo con sus obras (1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10).
El Período de Tribulación
Enseñamos que inmediatamente después de sacar a la iglesia de la tierra (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18) los justos juicios de Dios serán derramados sobre un mundo incrédulo (Jeremías 30:7; Daniel 9:27; 12:1; 2 Tesalonicenses 2:7-12; Apocalipsis 16), y que estos juicios llegarán a su clímax para el tiempo del regreso de Cristo en gloria a la tierra (Mateo 24:27-31; 25:31-46; 2 Tesalonicenses 2:7-12). En ese momento los santos del Antiguo Testamento y de la tribulación serán resucitados y los vivos serán juzgados (Daniel 12:2-3; Apocalipsis 20:4-6). Este periodo incluye la 70a. semana de la profecía de Daniel (Daniel 9:24-27; Mateo 24:15-31; 25:31-46).
La Segunda Venida y El Reino Milenial
Enseñamos que después del periodo de tribulación, Cristo vendrá a la tierra a ocupar el trono de David (Mateo 25:31; Lucas 1:31-33; Hechos 1:10-11; 2:29-30) y establecerá Su reino mesiánico por mil años sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-7). Durante este tiempo los santos resucitados reinarán con El sobre Israel y todas las naciones de la tierra (Ezequiel 37:21-28; Daniel 7:17-22; Apocalipsis 19:11-16).
Este reinado será precedido por el derrocamiento del Anticristo y el Falso Profeta y deposición de Satanás del mundo (Daniel 7:17-27; Apocalipsis 20:1-7).
Enseñamos que el reino mismo va a ser el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel (Isaías 65:17-25; Ezequiel 37: 21-28; Zacarías 8:1-17) de restaurarlos a la tierra que ellos perdieron por su desobediencia (Deuteronomio 28:15-68). El resultado de su desobediencia fue que Israel fue temporalmente hecho a un lado (Mateo 21:43; Romanos 11:1-26) pero volverá a ser despertado a través del arrepentimiento para entrar en la tierra de bendición (Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:22-32; Romanos 11:25-29).
Enseñamos que este tiempo del reinado de nuestro Señor será caracterizado por armonía, justicia, paz, rectitud y larga vida (Isaías 11; 65:17-25; Ezequiel 36:33-38) y será llevado a un fin con la libertad de Satanás (Apocalipsis 20:7).
El Juicio de Los Perdidos
Enseñamos que después de que Satanás sea soltado después del reinado de Cristo por mil años (Apocalipsis 20:7), Satanás engañará a las naciones de la tierra y las reunirá para combatir a los santos y a la ciudad amada, y en ese momento Satanás y su armada serán devorados por fuego del cielo (Apocalipsis 20:9). Después de esto, Satanás será arrojado al lago de fuego y azufre (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10) y entonces Cristo, Quien es el Juez de todos los hombres (Juan 5:22), resucitará y juzgará a los grandes y pequeños en el Juicio del Gran Trono Blanco.
Enseñamos que esta resurrección de los muertos no salvos a juicio será una resurrección física, y después de recibir su juicio (Romanos 14:10-13), serán entregados a un castigo eterno consciente en el lago de fuego (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:11-15).
Eternidad
Enseñamos que después de la conclusión del milenio, la libertad temporal de Satanás, y el juicio de los incrédulos (2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 20:7-15), los salvos entrarán al estado eterno de gloria con Dios, después del cual los elementos de esta tierra se disolverán (2 Pedro 3:10) y serán reemplazados con una tierra nueva en donde sólo mora la justicia (Efesios 5:5; Apocalipsis 20:15; 21-22). Después de esto, la ciudad celestial descenderá del cielo (Apocalipsis 21:2) y será el lugar en el que moren los santos, en donde disfrutarán de la comunión con Dios y de la comunión mutua para siempre (Juan 17:3; Apocalipsis 21-22). Nuestro Señor Jesucristo, habiendo cumplido Su misión redentora, entonces entregará el reino a Dios el Padre (1 Corintios 15:24-28) para que en todas las esferas el Dios trino reine para siempre (1 Corintios 15:28).
Reconociendo que la Biblia es la Palabra misma del Dios vivo al hombre y entendiendo la prioridad de conocer y obedecer sus verdades, Grace to You/Gracia a Vosotros está profundamente comprometida a enseñar la Escritura con diligencia y autoridad.
De esta manera, el ministerio central de Gracia a Vosotros consiste en impartir continuamente la verdad Bíblica al pueblo de Dios para que estén equipados para realizar el trabajo del ministerio.
El Diablo – Satanás
Creemos que Satanás es una persona, el autor del pecado y la razón de la caída del hombre, y que está destinado al juicio de un castigo eterno en el lago de fuego (Mateo 4.1-3; Hechos 5.3; 2 Corintios 4.4; Apocalipsis 20.10.
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CCBM / WBCC Master Seminary alienta a los alumnos a crecer espiritualmente en su relación personal con Dios, a funcionar responsablemente dentro de la comunidad cristiana, y a comprometerse y testimoniar al mundo desde una vida de fe e integridad.
CCBM / WBCC Master Seminary está bajo la autoridad de la Biblia, que declara la verdad atemporal que es relevante y seguirá siéndolo hasta hoy y a lo largo de cada generación.
Creemos que comprender y compartir la Palabra de Dios, brindamos conocimiento y apoyo en tu caminar con Cristo, y que Juntos podemos impactar y enriquecer el mundo viviendo activamente la Palabra de Dios.
CCBM / WBCC Master Seminary, en firme declaración prepara a profesionales en diversos programas de educación y de nivel de posgrado, incluyendo a líderes de servicio para la proclamación de la Palabra de Dios, Su Palabra y la edificación del cuerpo de Cristo en todo el mundo.
CCBM / WBCC Master Seminary, existe para equipar a las personas con la verdad de la Palabra de Dios para los seguidores de Cristo que están haciendo discípulos en todo el mundo.
En CCBM / WBCC Master Seminary, alabamos a Dios quien nos ha levantado bien preparados en la educación teológica, siendo fundamental para esta institución educativa, equipar a los estudiantes con la verdad de la Palabra de Dios La Biblia y como llevarla a la practica en el servicio a las múltiples necesidades de nuestros estudiantes, a la comunidad en general y a diversos ministerios, así como a las Iglesias; siempre con la dirección de Dios en CCBM / WBCC Master Seminary, seguiremos confiando que podemos cambiar vidas.
CCBM / WBCC Master Seminary tiene como propósito enriquecer el conocimiento y capacitación a pastores de las iglesias locales, formación y desarrollo de líderes, preparar a los estudiantes y equipar a aquellos que requieren mayor conocimiento Bíblico, así como infundir valores y disciplinas para lograr una mejor convivencia dentro de nuestra sociedad.
Como institución teológica de enseñanza superior, CCBM / WBCC Master Seminary, busca proporcionar capacitación para personas que dejaron inconclusos sus estudios por diversas situaciones, auxiliándolos con la creación de diferentes programas específicos para que concluyan su educación básica que es primaria, secundaria, preparatoria, y lograr una carrera universitaria de las cuales, ofrecemos CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y CIENCIAS TEOLÓGICAS, así como Diplomados y Certificaciones para ministerios cristianos específicos.
a. CCBM / WBCC MASTER SEMINARY, busca mantener un equilibrio adecuado entre la formación que proporciona a los ministerios vocacionales eficaces y los rigores académicos necesarios para graduar a aquellos que investigarán, escribirán y enseñarán en los más altos niveles de educación teológica.
b. Como institución educativa profesional y de posgrado, el seminario se compromete a proporcionar los servicios de apoyo, departamentos, recursos e instalaciones adecuados para cumplir la misión para la cual fue creada.
c. CCBM / WBCC Master Seminary está comprometido con la preparación de los alumnos que a su vez están profundamente comprometidos con Jesucristo y están marcados por el conocimiento bíblico, teológico y la espiritualidad madura junto con las habilidades necesarias para sus futuros ministerios.
CCBM / WBCC Master Seminary se compromete a ayudar a los líderes a desarrollar una filosofía bíblica de liderazgo de corazón de siervo tal como lo define Jesucristo y según lo modelado por Él y las otras personas piadosas representadas en las Escrituras.
Ese liderazgo resulta de la obra de la Gracia de Dios a través de la experiencia, la capacitación, el don espiritual, los talentos naturales y la habilitación del Espíritu de Dios.
a. CCBM / WBCC Master Seminary está inequívocamente comprometido con la Biblia como la revelación escrita inerte, infalible y autorizada de Dios.
b. Los miembros de las juntas y profesores de la escuela se suscriben a la declaración doctrinal del seminario que es única, completa y detallada, ayudando así a salvaguardar la postura teológica inquebrantable de la escuela desde su fundación.
c. La integración de los gentiles en la iglesia primitiva y la
des-judaización de la iglesia.
d. El objetivo de toda instrucción bíblica y teológica es glorificar a Dios a través de una vida transformada que se manifiesta por un amor incondicional por Dios y un amor de corazón siervo por los demás.
En Las Escrituras
Creemos que "toda la Escritura es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3.16). Entendemos que esto quiere decir que toda la Biblia es inspirada porque los santos hombres de Dios fueron "inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1.21) para escribir cada Palabra de las Sagradas Escrituras. Creemos que esta inspiración divina se extiende igual y completamente a todas las partes de la Biblia tal como aparece en los manuscritos originales. Creemos que toda la Biblia es por tanto sin error. Creemos que todas las Sagradas Escrituras se centran alrededor del Señor Jesucristo en su persona y obra, en su primera y segunda venidas y, como consecuencia ninguna porción, aun del Antiguo Testamento, se lee y entiende correctamente solo hasta que conduce a Él. Creemos también que toda Biblia fue designada para nuestra instrucción práctica (Lucas 24.27, 44; Juan 5.39; Romanos 15.4; 1 Corintios 10.11; 2 Timoteo 3.16).
Las Santas Escrituras
Enseñamos que la Biblia es la revelación escrita de Dios al hombre, y de esta manera los sesenta y seis libros de la Biblia que nos han sido dados por el Espíritu Santo constituyen la Palabra de Dios plenaria (inspirada en todas sus partes por igual) (1 Corintios 2:7-14; 2 Pedro 1:20-21).
Enseñamos que la Palabra de Dios es una revelación objetiva, proposicional (1 Tesalonicenses 2:13; 1 Corintios 2:13), verbalmente inspirada en cada palabra (2 Timoteo 3:16), absolutamente inerrante en los documentos originales, infalible, y exhalada por Dios. Enseñamos la interpretación literal, gramatical-histórica de la Escritura la cual afirma la creencia de que los capítulos de apertura de Génesis presentan la creación en seis días literales (Génesis 1:31; Éxodo 31:17).
Enseñamos que la Biblia constituye el único estándar infalible de fe y práctica (Mateo 5:18; 24:35; Juan 10:35; 16:12-13; 17:17; 1 Corintios 2:13; 2 Timoteo 3:15-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21).
Enseñamos que Dios habló en Su Palabra escrita mediante un proceso dual de autores. El Espíritu Santo guio de tal manera a los autores humanos que, a través de sus personalidades individuales y diferentes estilos de escritura, compusieron y escribieron la Palabra de Dios para el hombre (2 Pedro 1:20-21) sin error en el todo o en la parte (Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:16).
Enseñamos que, mientras que puede haber varias aplicaciones de algún pasaje en particular de la Escritura, no hay más que una interpretación verdadera. El significado de la Escritura debe ser encontrado al aplicar de manera diligente el método de interpretación literal gramatical-histórico bajo la iluminación del Espíritu Santo (Juan 7:17; 16:12-15; 1 Corintios 2:7-15; 1 Juan 2:20). La responsabilidad de los creyentes consiste en estudiar para llegar a la verdadera intención y significado de la Escritura, reconociendo que la aplicación apropiada es obligatoria para todas las generaciones. Sin embargo, la verdad de la Escritura está en una posición en la que juzga a los hombres; quienes nunca están en una posición de juzgarla.
DIOS
Enseñamos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5-7; 1 Corintios 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Juan 4:24), perfecto en todos Sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas—Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14)—mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.
DIOS Padre
Creemos en el Dios verdadero y viviente, el Creador, Redentor, Sustentador y Gobernador de todas las cosas. Él es infinito, eterno, inmutable y se ha revelado a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios, como Padre, reina sobre todo su universo con cuidado providencial. El es todopoderoso, todo amante, todo conocedor y todo sabio (Gn 1.1; 1 Cr 29.10; Jer 10.10; Mt 6.9; Hch 1.7; Ro 8.14-15; 1 Co 8.6; 1 Co 15. 24; Ef 4.6).
Enseñamos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo con Su propósito y gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6). El es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9). Como el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, El es soberano en la creación, providencia, y redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36). Su paternidad involucra tanto Su designación dentro de la Trinidad como Su relación con la humanidad. Como el Creador El es Padre de todos los hombres (Efesios 4:6), pero El únicamente es el Padre espiritual de los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18). El ha decretado para Su propia gloria todas las cosas que suceden (Efesios 1:11). El continuamente sostiene, dirige, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11). En Su soberanía El no es ni el autor de ni El que aprueba el pecado (Habacuc 1:13; Juan 8:38-47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17). En Su gracia El ha escogido desde la eternidad pasada a aquellos a quienes El ha determinado que sean suyos (Efesios 1:4-6); El salva del pecado a todos los que vienen a El por medio de Jesucristo; El adopta como suyos a todos aquellos que vienen a El; y El se convierte, al adoptarlos, en Padre de los Suyos (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).
DIOS Hijo
Creemos que el Señor Jesucristo se hizo hombre y posee dos deidades Dios y Hombre, habiendo sido concebido por el Espíritu Santo y nacido de una virgen, a fin de poder revelar a Dios y redimir al hombre pecador al entregarse a sí mismo como un sacrificio sin pecado y expiatorio en la cruz, satisfaciendo así el justo juicio de Dios contra el pecado (Lc 1.34-35; Jn 1.1, 2, 14, 18; Ro 3.24-26; Ro 8.3).
Enseñamos que Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, posee todos los atributos divinos, y en estos El es igual a Dios, consustancial, y coeterno con el Padre (Juan 10:30; 14:9).
Enseñamos que Dios el Padre creó de acuerdo con Su propia voluntad, a través de Su Hijo, Jesucristo, por medio de Quien todas las cosas continúan existiendo y operando (Juan 1:3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2).
Enseñamos que en la encarnación (Dios hecho hombre) Cristo rindió o hizo a un lado únicamente las prerrogativas de deidad, pero nada de la esencia divina, ni en grado ni en tipo. En Su encarnación, la segunda Persona de la Trinidad, existiendo eternamente, aceptó todas las características esenciales del ser humano y de esta manera se volvió el Dios-Hombre (Filipenses 2:5-8; Colosenses 2:9).
Enseñamos que Jesucristo representa a la humanidad y deidad en una unidad indivisible (Miqueas 5:2; Juan 5:23; 14:9-10; Colosenses 2:9).
Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo nació de una Mujer virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23, 25; Lucas 1:26-35); que El era Dios encarnado (Juan 1:1, 14); y que el propósito de la encarnación fue revelar a Dios, redimir a los hombres, y gobernar sobre el reino de Dios (Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25-26; 1 Pedro 1:18-19).
Enseñamos que, en la encarnación, la segunda persona de la Trinidad hizo a un lado Su derecho a todas las prerrogativas de coexistencia con Dios y se atribuyó una existencia apropiada a un siervo mientras que nunca se despojó de Sus atributos divinos (Filipenses 2:5-8).
Enseñamos que nuestro Seños Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio del derramamiento de Su sangre y de Su muerte sacrificial en la cruz y que Su muerte fue voluntaria, vicaria, sustitucionaria, propiciatoria, y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24-25; 5:8; 1 Pedro 2:24).
Enseñamos que debido a que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue eficaz, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga, el poder, y un día de la presencia misma del pecado; y que él es declarado justo, se le otorga vida eterna, y es adoptado en la familia de Dios (Romanos 3:25; 5:8-9; 2 Corintios 5:14-15; 1 Pedro 2:24; 3:18).
Enseñamos que nuestra justificación es asegurada por Su resurrección literal, física de los muertos y que El ahora, después de haber ascendido, está a la diestra del Padre, en donde ahora El es nuestro mediador como Abogado y Sumo Sacerdote (Mateo 28:6; Lucas 24:38-39; Hechos 2:30-31; Romanos 4:25; 8:34; Hebreos 7:25; 9:24 1 Juan 2:1).
Enseñamos que, en la resurrección de Jesucristo de la tumba, Dios confirmó la deidad de Su Hijo y demostró que Dios ha aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús también es la garantía de una vida de resurrección futura para todos los creyentes (Juan 5:26-29; 14:19; Romanos 1:4; 4:25; 6:5-10; 1 Corintios 15:20-23).
Enseñamos que Jesucristo regresará para recibir a la iglesia, la cual es Su cuerpo, en el rapto, y al regresar con Su iglesia en gloria, establecerá Su reino milenial en la tierra (Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20).
Enseñamos que el Señor Jesucristo es Aquel a través de Quien Dios juzgará a toda la humanidad (Juan 5:22-23):
a. Creyentes (1 Corintios 3:10-15; 2 Corintios 5:10).
b. Habitantes de la tierra que estén vivos cuando El regrese en gloria (Mateo 25:31-46).
c. Muertos incrédulos en el Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15).
Como el Mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5), la Cabeza de Su Cuerpo que es la iglesia (Efesios 1:22; 5:23; Colosenses 1:18), y el Rey universal venidero, Quien reinará en el trono de David (Isaías 9:6; Lucas 1:31-33), El es el Juez que tiene la última palabra de todos aquellos que no confían en El cómo Señor y Salvador (Mateo 25:14-46; Hechos 17:30-31).
DIOS Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo es la Persona divina que convence al mundo de pecado. Solo Él trae nueva vida a aquellos que están espiritualmente muertos; mora en ellos permanentemente, los sella para el día final de la redención, les confiere dones espirituales y llena (dirige) a aquellos que se entregan a Él (Jn 3.3-8; 14.16-17; 16.7-11; 1 Co 12.7-11, 13; Ef 4.30; 5.18).
Enseñamos que el Espíritu Santo es una Persona divina, eterna, no derivada, que posee todos los atributos de personalidad y deidad incluyendo intelecto (1 Corintios 2:10-13), emociones (Efesios 4:30), voluntad (1 Corintios 12:11, eternalidad (Hebreos 9:14), omnipresencia (Salmo 139:7-10), omnisciencia (Isaías 40:13-14), omnipotencia (Romanos 15:13), y veracidad (Juan 16:13). En todos los atributos divinos y en sustancia El es igual al Padre y al Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 28:25-26; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; y Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17).
Enseñamos que el Espíritu Santo ejecuta la voluntad divina en relación con toda la humanidad. Reconocemos Su actividad soberana en la creación (Génesis 1:2), la encarnación (Mateo 1:18), la revelación escrita (2 Pedro 1:20-21), y la obra de salvación (Juan 3:5-7).
Enseñamos que la obra del Espíritu Santo en esta época comenzó en Pentecostés cuando El descendió del Padre como fue prometido por Cristo (Juan 14:16-17; 15:26) para iniciar y completar la edificación del Cuerpo de Cristo, el cual es Su iglesia (1 Corintios 12:13). El amplio espectro de Su actividad divina incluye convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; glorificando al Señor Jesucristo y transformando a los creyentes a la imagen de Cristo (Juan 16:7-9; Hechos 1:5; 2:4; Romanos 8:9; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).
Enseñamos que el Espíritu Santo es el Maestro divino, Quien guio a los apóstoles y profetas en toda la verdad conforme ellos se entregaban a escribir la revelación de Dios, la Biblia. Todo creyente posee la presencia del Espíritu Santo Quien mora en él, desde el momento de la salvación, y el deber de todos aquellos que han nacido del Espíritu, consiste en ser llenos del (controlados por) el Espíritu (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20,27).
Enseñamos que el Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia. El Espíritu Santo no se glorifica a Sí Mismo ni a Sus dones por medio de muestras ostentosas, sino que glorifica a Cristo al implementar Su obra de redención de los perdidos y edificación de los creyentes en la santísima fe (Juan 16:13-14; Hechos 1:8; 1 Corintios 12:4-11; 2 Corintios 3:18).
Enseñamos, con respecto a esto, que Dios el Espíritu Santo es soberano en otorgar todos Sus dones para el perfeccionamiento de los santos en el día de hoy y que hablar en lenguas y la operación de los milagros de señales en los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de apuntar hacia y certificar a los apóstoles como reveladores de verdad divina, y su propósito nunca fue el de ser característicos de las vidas de creyentes (1 Corintios 12:4-11; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).
La Creación
Creemos que el hombre fue creado directamente por Dios y hecho a su imagen. Creemos que Dios creó los cielos y la tierra, incluyendo toda clase de vida, por un acto directo (Gn 1.1; Jn 1.3; Col 1.16-17).
La Creación
Creemos que el hombre fue creado directamente por Dios y hecho a su imagen. Creemos que Dios creó los cielos y la tierra, incluyendo toda clase de vida, por un acto directo (Gn 1.1; Jn 1.3; Col 1.16-17).
El Hombre
Aunque el hombre fue creado a la imagen de Dios, cayó en pecado y está perdido. Esto es cierto de todos los hombres y a menos que el hombre nazca de nuevo por el Espíritu Santo, no puede ver el reino de Dios (Génesis 1.26-27; Juan 3.3; Romanos 3.10, 23).
Enseñamos que el hombre fue directa e inmediatamente creado por Dios a Su imagen y semejanza. El hombre fue creado libre de pecado con una naturaleza racional, con inteligencia, voluntad, determinación personal, y responsabilidad moral para con Dios (Génesis 2:7, 15-25; Santiago 3:9).
Enseñamos que la intención de Dios en la creación del hombre fue que el hombre glorificara a Dios, disfrutara de la comunión con Dios, viviera su vida en la voluntad de dios, y de esta manera cumpliera el propósito de Dios para el hombre en el mundo (Isaías 43:7; Colosenses 1:16; Apocalipsis 4:11).
Enseñamos que en el pecado de desobediencia de Adán a la voluntad revelada de Dios y a la palabra de Dios, el hombre perdió su inocencia, incurrió en la pena de muerte espiritual y física; se volvió sujeto a la ira de Dios; y se volvió inherentemente corrupto y totalmente incapaz de escoger o hacer aquello que es aceptable a Dios fuera de la gracia divina. Sin poder alguno para tener la capacidad en sí mismo de restauración, el hombre está perdido sin esperanza alguna. Por lo tanto, la salvación es en su totalidad la obra de la gracia de Dios por medio de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo (Génesis 2:16-17; 3:1-19; Juan 3:36; Romanos 3:23; 6:23; 1 Corintios 2:14; Efesios 2:1-3; 1 Timoteo 2:13-14; 1 Juan 1:8).
Enseñamos que debido a que todos los hombres de todas las épocas de la historia estaban en Adán, se les ha transmitido una naturaleza corrompida por el pecado de Adán, siendo Jesucristo la única excepción. Por lo tanto, todos los hombres son pecadores por naturaleza, por decisión personal, y por declaración divina (Salmo 14:1-3; Jeremías 17:9; Romanos 3:9-18, 23; 5:10-12).
Propiciación por El Pecado
Creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados como un sacrificio expiatorio y que todos los que creen en Él son redimidos por su sangre derramada en la cruz. Creemos en la resurrección del cuerpo crucificado de nuestro Señor Jesucristo y en su ascensión al cielo; que Él es nuestro Sumo Sacerdote y Abogado (Juan 1.1-3, 14; 3.1-7; Hebreos 10.4-14; 1 Juan 2.2).
Seguridad En Salvación
Enseñamos que todos los redimidos, una vez que han sido salvos, son guardados por el poder de Dios y de esta manera están seguros en Cristo para siempre (Juan 5:24; 6:37-40; 10:27-30; Romanos 5:9-10; 8:1, 31-39; 1 Corintios 1:4-8; Efesios 4:30; Hebreos 7:25; 13:5; 1 Pedro 1:5; Judas 24).
Enseñamos que el privilegio de los creyentes es regocijarse en la certidumbre de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios, el cual, no obstante, claramente nos prohíbe el uso de la libertad Cristiana como una ocasión para vivir en pecado y carnalidad (Romanos 6:15-22; Gálatas 5:13, 25-26; Tito 2:11-14).
Justificación
Enseñamos que la justificación delante de Dios es un acto de Dios (Romanos 8:33) por medio del cual El declara justos a aquellos a quienes, a través de la fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados (Lucas 13:3; Hechos 2:38; 3:19; 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:10; Isaías 55:6-7) y lo confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9-10; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 4:5; Filipenses 2:11). Esta justicia es independiente de cualquier virtud o obra del hombre (Romanos 3:20; 4:6) e involucra la imputación de nuestros pecados a Cristo (Colosenses 2:14; 1 Pedro 2:24) y la imputación de la justicia de Cristo a nosotros (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21). Por medio de esto Dios puede ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26).
Santificación
Enseñamos que a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento claramente se llama a la separación del pecado, y que las Escrituras claramente indican que en los últimos días la apostasía y la mundanalidad se incrementarán (2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Timoteo 4:1-5).
Enseñamos que a partir de una profunda gratitud por la gracia inmerecida de Dios que se nos ha sido otorgada y debido a que nuestro Dios glorioso es tan digno de nuestra consagración total, todos los salvos deben de vivir de tal manera que demostremos nuestro amor reverente a Dios y de esta manera no traer deshonra a nuestro Señor y Salvador. También enseñamos que Dios nos manda a que nos separemos de toda apostasía religiosa y prácticas mundanas y pecaminosas (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 5:9-13; 2 Corintios 6:14-7:1; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11).
Enseñamos que todo creyente es santificado (apartado) para Dios por la justificación y por lo tanto declarado santo y por lo tanto identificado como un santo. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva. Esta santificación tiene que ver con la posición del creyente, no con su vida práctica actual o condición (Hechos 20:32; 1 Corintios 1:2, 30; 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 2:11; 3:1; 10:10, 14; 13:12; 1 Pedro 1:2).
Enseñamos que por la obra del Espíritu Santo también hay una santificación progresiva mediante la cual el estado del creyente es traído a un punto más cercano a la posición que disfruta por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y la capacidad dada por el Espíritu Santo, el creyente es capaz de vivir una vida de mayor santidad en conformidad a la voluntad de Dios, volviéndose más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17, 19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 5:23).
Con respecto a esto, enseñamos que toda persona salva está involucrada en un conflicto diario—la nueva naturaleza en Cristo batallando en contra de la carne—pero hay provisión adecuada para la victoria por medio del poder del Espíritu Santo Quien mora en el creyente. No obstante, la batalla permanece en el creyente a lo largo de esta vida terrenal y nunca es terminada en su totalidad. Toda afirmación de que un creyente puede erradicar el pecado en su vida en esta vida no es Bíblica. La erradicación del pecado no es posible, pero el Espíritu Santo provee lo necesario para la victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).
La Iglesia
Enseñamos que todos los que confían en Jesucristo son inmediatamente colocados por el Espíritu Santo en un Cuerpo espiritual unido, la iglesia (1 Corintios 12:12-13), la novia de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:23-32; Apocalipsis 19:7-8), de la cual Cristo es la cabeza (Efesios 1:22; 4:15; Colosenses 1:18).
Enseñamos que la formación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, comenzó en el Día de Pentecostés (Hechos 2:1-21, 38-47) y será completada cuando Cristo venga por los Suyos en el rapto (1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:13-18).
Enseñamos que la iglesia es un organismo espiritual único diseñado por Cristo, constituido por todos los creyentes que han nacido de nuevo en la época actual (Efesios 2:11-3:6). La iglesia es distinta a Israel (1 Corintios 10:32), un misterio no revelado sino hasta esta época (Efesios 3:1-6; 5:32).
Enseñamos que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo (1 Corintios 11:3; Efesios 1:22; Colosenses 1:18) y que el liderazgo, dones, orden, disciplina, y adoración son determinados por medio de Su soberanía como se encuentra en las Escrituras. Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos (también llamados obispos, pastores, y pastores-maestros; Hechos 20:28; Efesios 4:11) y diáconos. Tanto ancianos como diáconos deben de cumplir con los requisitos bíblicos (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-5).
Enseñamos que estos líderes guían o gobiernan como siervos de Cristo (1 Timoteo 5:17-22) y tienen Su autoridad al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a su liderazgo (Hebreos 13:7, 17).
Enseñamos la importancia del discipulado (Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2), responsabilidad mutua de todos los creyentes los unos a los otros (Mateo 18:5-14), como también la necesidad de disciplina de miembros de la congregación que están en pecado de acuerdo con los estándares de la Escritura (Mateo 18:15-22; Hechos 5:-11; 1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6-15; 1 Timoteo 1:19-20; Tito 1:10-16).
Enseñamos la autonomía de la iglesia local la cual es libre de cualquier autoridad externa o control, con el derecho de gobernarse a sí misma y con libertad de interferencias de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5).
Enseñamos que es escritural que las iglesias verdaderas cooperen entre ellas para la presentación y propagación de la fe. No obstante, cada iglesia local, a través de sus ancianos y su interpretación y aplicación de la Escritura, debe ser el único juez de la medida y método de su cooperación. Los ancianos deben determinar todos los demás asuntos de membresía, políticas, disciplina, benevolencia, como también gobierno (Hechos 15:19-31; 20-28; 1 Corintios 5:4-7; 13:1; 1 Pedro 5:1-4).
Enseñamos que el propósito de la iglesia es glorificar a Dios (Efesios 3:21) al edificarse a sí misma en la fe (Efesios 4:13-16), al ser instruida en la Palabra (2 Timoteo 2:2, 15; 3:16-17), al tener comunión (hechos 2:47; 1 Juan 1:3), al guardar las ordenanzas (Lucas 22:19; Hechos 2:38-42) y al extender y comunicar el evangelio al mundo entero (Mateo 28:19; Hechos 1:8; 2:42).
Enseñamos el llamado de todos los santos a la obra del servicio (1 Corintios 15:58; Efesios 4:12; Apocalipsis 22:12).
Enseñamos la necesidad de que la iglesia coopere con Dios conforme El lleva a cabo Sus propósitos en el mundo. Para ese fin, El da a la iglesia dones espirituales. En primer lugar, El da hombres escogidos con el propósito de equipar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:7-12), y El también da capacidades únicas y especiales a cada miembro del Cuerpo de Cristo (Romanos 12:5-8; 1 Corintios 12:4-31; 1 Pedro 4:10-11).
Enseñamos que a la iglesia local se le han dado dos ordenanzas: bautismo y la Cena del Señor (Hechos 2:38-42). El bautismo Cristiano por inmersión (Hechos 8:36-39) es el testimonio solemne y hermoso de un creyente mostrando su fe en el Salvador crucificado, sepultado, y resucitado, y su unión con El en su muerte al pecado y resurrección a una nueva vida (Romanos 6:1-11). También es una señal de comunión e identificación con el cuerpo visible de Cristo (Hechos 2:41-42).
Enseñamos que la Cena del Señor es la conmemoración y proclamación de Su muerte hasta que El venga, y siempre debe ser precedida por una solemne evaluación personal (1 Corintios 11:28-32). También enseñamos que mientras que los elementos de la Comunión únicamente representan la carne y la sangre de Cristo, la Cena del Señor es de hecho una comunión con el Cristo resucitado Quien está presente de una manera única, teniendo comunión con Su pueblo (1 Corintios 10:16).
El Andar del Cristiano
Creemos que todos somos llamados a andar conforme al Espíritu y no a la carne, y a vivir de tal manera en el poder del Espíritu que mora en nosotros, que no satisfagamos la concupiscencia de la carne. Pero la carne jamás es erradicada en esta vida y el individuo decide mantener a la carne en sujeción a Jesucristo por medio del poder del Espíritu Santo o ella manifestará su presencia en nuestra vida para deshonra de nuestro Señor. (Romanos 6:11-13; 8:2, 4, 12-13; Gálatas 5:16-23; Efesios 4:22-24; Colosenses 2:1-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 1:4-7; 3:5-9).
Regeneración
Enseñamos que la regeneración es una obra del Espíritu Santo mediante la cual la naturaleza y la vida divinas son dadas (Juan 3:3-7; Tito 3:5). Es instantánea y es llevada a cabo únicamente por el poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios (Juan 5:24), cuando el pecador en arrepentimiento, al ser capacitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión divina de la salvación.
La regeneración genuina es manifestada en frutos dignos de arrepentimiento que se demuestran en actitudes y conducta justas. Las buenas obras serán su evidencia apropiada y fruto (1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10), y serán experimentadas hasta el punto en el que el creyente se somete al control del Espíritu Santo en su vida a través de la obediencia fiel a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21); Filipenses 2:12b; Colosenses 3:16; 2 Pedro 1:4-10). Esta obediencia hace que el creyente sea conformado más y más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 3:18). Tal conformidad llega a su clímax en la glorificación del creyente en la venida de Cristo (Romanos 8:17; 2 Pedro 1:4; 1 Juan 3:2-3).
La Gran Comisión
Ministerios En Contacto es una organización religiosa con empleados que desean modelar ideales cristianos. Creemos que la aceptación de Jesucristo es una experiencia de crecimiento espiritual y que cambia la vida totalmente. Como tal, se espera que cada uno de nuestros empleados, independientemente de su posición en el ministerio, crean, aboguen y defiendan las Sagradas Escrituras y principios bíblicos en todo momento, incluyendo en las horas no laborables (2 Timoteo 4.2). La asistencia regular de la iglesia, la participación en nuestra misión, y modelos de conducta positiva como la de Cristo es importante y necesaria como representantes de Cristo en todo momento (Filipenses 4.8).
Ángeles Santos
Enseñamos que los ángeles son seres creados y por lo tanto no deben ser adorados. Aunque son un orden más alto de creación que el hombre, han sido creados para servir a Dios y para adorarlo (Lucas 2:9-14; Hebreos 1:6-7, 14; 2:6-7; Apocalipsis 5:11-14; 19:10; 22:9).
Ángeles Caídos
Enseñamos que Satanás es un ángel creado y el autor del pecado. Él incurrió en el juicio de Dios al rebelarse en contra de su Creador (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19), al llevar a varios ángeles con él en su caída (mateo 25:41; Apocalipsis 12:1-14) y al introducir el pecado a la raza humana por su tentación de Eva (Génesis 3:1-15).
Enseñamos que Satanás es el enemigo abierto y declarado de Dios y el hombre (Isaías 14:13-14; Mateo 4:1-11; Apocalipsis 12:9-10), el príncipe de este mundo, quien ha sido derrotado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo (Romanos 16:20); y que será eternamente castigado en el lago de fuego (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).
Las Ultimas Cosas (Escatología)
Enseñamos que la muerte física no involucra la pérdida de nuestra consciencia inmaterial (Apocalipsis 6:9-11), que el alma de los redimidos pasa inmediatamente a la presencia de Cristo (Lucas 23:43; Filipenses 1:23; 2 Corintios 5:8), que hay una separación entre el alma y el cuerpo (Filipenses 1:21-24), y que, para los redimidos, tal separación continuará hasta el rapto (1 Tesalonicenses 4:13-17), el cual inicia la primera resurrección (Apocalipsis 20:4-6), cuando nuestra alma y cuerpo se volverán a unir y serán glorificados para siempre con nuestro Señor (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:35-44, 50-54). Hasta ese momento, las almas de los redimidos en Cristo permanecerán en comunión gozosa con nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 5:8).
Enseñamos la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a vida eterna (Juan 6:39; Romanos 8:10-11, 19-23; 2 Corintios 4:14), y los inconversos a juicio y castigo eterno (Daniel 12:2; Juan 5:29; Apocalipsis 20:13-15).
Enseñamos que las almas de los que no son salvos en la muerte son guardadas bajo castigo hasta la segunda resurrección (Lucas 16:19-26; Apocalipsis 20:13-15), cuando el alma y el cuerpo de resurrección serán unidos (Juan 5:28-29). Entonces ellos aparecerán en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) y serán arrojados al infierno, el lago de fuego (Mateo 25:41-46), separados de la vida de Dios para siempre (Daniel 12:2; Mateo 25:41-46; 2 Tesalonicenses 1:7-9).
El Rapto de La Iglesia
Enseñamos el regreso personal, corporal de nuestro Señor Jesucristo antes de la tribulación de siete años (1 Tesalonicenses 4:16; Tito 2:13) para sacar a Su iglesia de esta tierra (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:15-5:11) y, entre este acontecimiento y Su regreso glorioso con Sus santos, para recompensar a los creyentes de acuerdo con sus obras (1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10).
El Período de Tribulación
Enseñamos que inmediatamente después de sacar a la iglesia de la tierra (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18) los justos juicios de Dios serán derramados sobre un mundo incrédulo (Jeremías 30:7; Daniel 9:27; 12:1; 2 Tesalonicenses 2:7-12; Apocalipsis 16), y que estos juicios llegarán a su clímax para el tiempo del regreso de Cristo en gloria a la tierra (Mateo 24:27-31; 25:31-46; 2 Tesalonicenses 2:7-12). En ese momento los santos del Antiguo Testamento y de la tribulación serán resucitados y los vivos serán juzgados (Daniel 12:2-3; Apocalipsis 20:4-6). Este periodo incluye la 70a. semana de la profecía de Daniel (Daniel 9:24-27; Mateo 24:15-31; 25:31-46).
La Segunda Venida y El Reino Milenial
Enseñamos que después del periodo de tribulación, Cristo vendrá a la tierra a ocupar el trono de David (Mateo 25:31; Lucas 1:31-33; Hechos 1:10-11; 2:29-30) y establecerá Su reino mesiánico por mil años sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-7). Durante este tiempo los santos resucitados reinarán con El sobre Israel y todas las naciones de la tierra (Ezequiel 37:21-28; Daniel 7:17-22; Apocalipsis 19:11-16).
Este reinado será precedido por el derrocamiento del Anticristo y el Falso Profeta y deposición de Satanás del mundo (Daniel 7:17-27; Apocalipsis 20:1-7).
Enseñamos que el reino mismo va a ser el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel (Isaías 65:17-25; Ezequiel 37: 21-28; Zacarías 8:1-17) de restaurarlos a la tierra que ellos perdieron por su desobediencia (Deuteronomio 28:15-68). El resultado de su desobediencia fue que Israel fue temporalmente hecho a un lado (Mateo 21:43; Romanos 11:1-26) pero volverá a ser despertado a través del arrepentimiento para entrar en la tierra de bendición (Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:22-32; Romanos 11:25-29).
Enseñamos que este tiempo del reinado de nuestro Señor será caracterizado por armonía, justicia, paz, rectitud y larga vida (Isaías 11; 65:17-25; Ezequiel 36:33-38) y será llevado a un fin con la libertad de Satanás (Apocalipsis 20:7).
El Juicio de Los Perdidos
Enseñamos que después de que Satanás sea soltado después del reinado de Cristo por mil años (Apocalipsis 20:7), Satanás engañará a las naciones de la tierra y las reunirá para combatir a los santos y a la ciudad amada, y en ese momento Satanás y su armada serán devorados por fuego del cielo (Apocalipsis 20:9). Después de esto, Satanás será arrojado al lago de fuego y azufre (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10) y entonces Cristo, Quien es el Juez de todos los hombres (Juan 5:22), resucitará y juzgará a los grandes y pequeños en el Juicio del Gran Trono Blanco.
Enseñamos que esta resurrección de los muertos no salvos a juicio será una resurrección física, y después de recibir su juicio (Romanos 14:10-13), serán entregados a un castigo eterno consciente en el lago de fuego (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:11-15).
Eternidad
Enseñamos que después de la conclusión del milenio, la libertad temporal de Satanás, y el juicio de los incrédulos (2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 20:7-15), los salvos entrarán al estado eterno de gloria con Dios, después del cual los elementos de esta tierra se disolverán (2 Pedro 3:10) y serán reemplazados con una tierra nueva en donde sólo mora la justicia (Efesios 5:5; Apocalipsis 20:15; 21-22). Después de esto, la ciudad celestial descenderá del cielo (Apocalipsis 21:2) y será el lugar en el que moren los santos, en donde disfrutarán de la comunión con Dios y de la comunión mutua para siempre (Juan 17:3; Apocalipsis 21-22). Nuestro Señor Jesucristo, habiendo cumplido Su misión redentora, entonces entregará el reino a Dios el Padre (1 Corintios 15:24-28) para que en todas las esferas el Dios trino reine para siempre (1 Corintios 15:28).
Reconociendo que la Biblia es la Palabra misma del Dios vivo al hombre y entendiendo la prioridad de conocer y obedecer sus verdades, Grace to You/Gracia a Vosotros está profundamente comprometida a enseñar la Escritura con diligencia y autoridad.
De esta manera, el ministerio central de Gracia a Vosotros consiste en impartir continuamente la verdad Bíblica al pueblo de Dios para que estén equipados para realizar el trabajo del ministerio.
El Diablo – Satanás
Creemos que Satanás es una persona, el autor del pecado y la razón de la caída del hombre, y que está destinado al juicio de un castigo eterno en el lago de fuego (Mateo 4.1-3; Hechos 5.3; 2 Corintios 4.4; Apocalipsis 20.10.
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